La liberación de los dos cooperantes españoles de Mundubat secuestrados hace meses por Al qaeda, cuando se encontraban en un campo de refugiados del Frente Polisario, nos hace felicitarnos y alegrarnos por ellos, sus padres y demás família, pero al mismo tiempo nos hace preguntarnos algunas cosas. Es evidente que la ayuda prestada en el tercer mundo por muchas ONGs, organizaciones humanitarias y de caridad, es fundamental para intentar mejorar las condiciones de vida de colectivos desfavorecidos o desplazados, ya sea por la ocurrencia de grandes desastres naturales, hambrunas, guerras, razones económicas, políticas o de lo que sea. Es evidente también que hay mucha gente que dedica a estas organizaciones de forma plena o profesional y por ello merece todo nuestro apoyo moral y económico. Pero no nos pasa desapercibido - ya que todos conocemos más de un caso - que el hecho de pasar unas semanitas realizando una labor humanitaria se ha convertido para mucha gente - seguro que no sido el caso de Ainhoa y Enric - en una especie de turismo alternativo al espiritual de la India o al playero de Ibiza, cercano en muchos aspectos al turismo aventura género Camel Trophy; aunque en este caso pagado por la ONG en lugar de la empresa. Una experiencia singular - en la que prima el espiritu de generosidad y supervivencia - que ayuda muy a menudo a realizarse personalmente, en algunas ocasiones a acallar malas conciencias burguesas, y en otros casos simplemente a tener una historia que contar a los nietos el día de mañana, y a amigos, familiares, compañeros de trabajo o de estudios, el día de hoy. Evidentemente la aventura en algunos casos se convierte en desastre y calamidad. Y es aquí donde surge la duda ¿ hasta que punto debería estar permitida la colaboración diletante con estas organizaciones, cuando ello implica altos riesgos personales, y más cuando luego tenemos que ser todos los españoles los que paguemos por ello ? No hablo de los 32 m de € de rescate que, por ejemplo, se dice se han pagado en este caso, sino más bien de los numerosísimos medios y esfuerzos que han tenido que invertirse en las negocioaciones y liberación.