lunes, 10 de diciembre de 2012

El retorno de Bunga Bunga

Para mayor estremecimiento de Europa... por si no tuviesemos suficiente con todo lo que ya acontece...el primer ministro italiano Monti, ha decidido que -ante la retirada del apoyo del partido de Berlusconi a sus medidas reformistas- mejor hacer las maletas y dedicarse al agradable solaz del sol de la campiña toscana y del aroma de un buen Barolo...arrivederci politica!. Increiblemente, las encuestas indican que si D. Silvio retorna a la cosa pública encabezando a la derecha italiana - que en estos momentos se encuentra como vaca sin cencerro suspirando por su regreso - dificilmente volverá a a ganar las elecciones generales; pero si conseguirá unos muy aseados resultados que bien podrían servirle para hacerle llegar al poder coaliciones mediantes. Mi experiencia anecdótica al respecto, resultado de hablar con italianos varios sobre el tema, no hace sino confirmar estos datos. Sus compatriotas raramente van a atacarlo de forma abierta - como podríamos pensar incorrectamente al mentar su nombre en conversación - pero si que nos sorprenderán con una crítica muy matizada o con una defensa más o menos encubierta y justificatoría, aunque verdad es que poco apasionada.  Resulta paradójico que un líder tan odiado fuera de su fronteras, por prensa y políticos - al personal de calle le da como que lo mismo - de todas las ideologías, siga teniendo la popularidad que tiene en tierras transalpinas; a pesar de sus continuos escándalos financieros, incesantes deslices e incorrecciones políticas, e infidelidades y bunga bungas personales. Pienso que la razón para ello hay que buscarla no solo en el hecho de su control sobre mucho de los medios de comunicación del país - como simplonamente nos intentan explicar sus opositores domésticos y foráneos - sino en un terreno más sociológico que político; y lo digo por que il Cavaliere representa para muchos de sus compatriotas - tanto hombres como mujeres - algo parecido a un ejemplo a seguir como hombre; rico, exitoso, poderoso, simpático y mujeriego. Lo que para un inglés, un alemán o incluso un español pueda resultar como un machismo corrupto inaceptable y trasnochado, no lo es así para un italiano o italiana, como dirían en su corrección política nuestro bien pensantes gobernantes. Destaco este punto pues parece que su aceptación es igual de alta independientemente del sexo de los votantes, ¿ será por que  los italianos todavía no han llegado al nivel de modernez ideológica del resto de Europa, o será por que ya están de vuelta ?