miércoles, 16 de enero de 2013

Lance Armstrong

Parece que Lance Armstrong ha decidido abrir su alma y sincerarse delante del mundo - o más concretamente delante de Oprah Winfrey-  para reconocer que... efectivamente...se ha inflado a EPO, testosterona, y transfusiones sanguineas múltiples, durante sus muchos años como rey del pedal y de la Grande Boucle. Me gustaría saber que es lo que pasa por la mollera del inclito para  tomar la decisión de contarselo todito todo en directo a la María Teresa Campos afroamericana - y en diferido al resto de la humanidad- después de haber negado hasta el perjurio tales malas prácticas, y tras haber denostado, bajo promesa de boy scout, del libro gordo de fundadas acusaciones preparado contra él por la Agencia Antidopaje de EEUU. Una de las razones podría ser...un sincero arrepentimiento por sus malas acciones...pero el arrepentimiento solo vale cuando no te han cogido llevándotelo calentito...y ese no es el caso...asi que ni vale ni nos creemos el arrepentimiento. Otra razón podría ser el quebrantamiento físico y moral ante la presión 24/7 por parte de organismos oficiales, attornies, medios de comunicación, ex-compañeros de profesión, y couch potatoes del deporte en general. Pero el ciclista tejano es un hombre de mandíbula fuerte, que no parece arredrarse ante tales amenazas y llamar a su mummy pidiendo ayuda...así que tampoco es esa la razón. Una última causa -que opino es la que vale- podría ser el buscar reducciones en las penas que sin duda le van a caer por sus probados pecados mortales de deportista tramposo. Al tirar del edredón y dejar en evidencia a todos los que le han acompañado en sus camas redondas de sustancias prohibidas, Armstrong se asegura mayor benevolencia de los que le van a juzgar... además de una importante reducción de las penas. La USADA y otros organismos antidopaje internacionales utilizan la dilación redentora como método en sus pesquisas inquisitoriales; convirtiendo sus investigaciones en una especie de caza de brujas a lo The Crucible by Henry Miller pero en versión adaptada a ciclistas turbohormonados. De todas las opciones, esta última parece la más plausible... así que esperemos en el futuro próximo nueva torrentera de nombres de ciclistas, doctores, preparadores físicos, y organismos de todo corte, implicados en las malas artes del dopaje gama alta. El ciclismo sufrirá sin duda con ello más de lo que ya lleva -que ya lleva bastante-  y Lance quedará ahora ya definitivamente...por debajo de la altura del felpudo -que era la altura en la que se movía en los últimos meses- aunque eso si...se librará de de terminar en la trena...y podrá dedicarse al triathlon...amateur...