jueves, 7 de febrero de 2013

Yo solo pasaba por ahí...

¡¡la mujer de Bárcenas no sabía nada!!!; ¡¡¡la mujer de Urdangarín no sabía nada!!!; ¡¡¡la mujer de Sepúlveda no sabía nada!!!; ¡¡¡la mujer de Julián Muñoz no sabía nada!!! ...debo ser tonto, porque...¡¡¡ la mía!!!... ¡¡¡se entera de todo!!!...asi reza el chiste de urgencia...y lo traigo a colación porque viene muy a propósito de lo  que la ministra Mato dice que hacía y deshacía, recibía y dejaba de recibir, su imputado marido Jesús Sepúlveda. Parece que la Excma. Sra. es suficientemente inteligente como para ser diputada por Madrid, despierta como para dirigir campañas electorales de su partido, lista como para ser gerifalte en Génova, e informada como para ser ministra de sanidad; pero...cosas del directo...sin embargo... estaba cercana a la oligrofenia cuando de enterarse de lo que su santo hacía en el dulce hogar se trataba ...ella, en casa, solo pasaba el polvo, ponía el lavaplatos y peinaba a los niños...dice con rotundidad...y nosotros decimos...¡chocante cuando menos!. Pero no es esto a lo que iba, sino al tan traido y llevado régimen de gananciales que Dña. Ana tenía o dejaba de tener con  el que era su esposo, y la implicación penal que ello podría suponer por los convolutos que la pareja recibía de donantes con bigotes. Señalo esto porque, el hecho de que a día de hoy, bien entraditos ya en el siglo XXI, siga siendo el régimen de gananciales el que por defecto se aplica a los recién casados en la mayor parte del territorio español, parece un total anacronismo que nada tiene que ver con la realidad del matrimonio eventual y la situación de la mujer profesional. Quiero decir que, el régimen de ganaciales tenía su razón de ser cuando los matrimonios duraban hasta que la muerte y no el desamor los separaba, y cuando la mujer trabajaba en sus labores y no en Cuatrecasas.  No sirve el argumento de que se puede pactar la separación de bienes como paso previo al altar y al banquete de bodas, pues tal acción resulta tan poco romántica cuando se está en pleno calentón prenupcial, que no hay pretendiente o pretendienta que ose tamaña infracción al código del amor eterno; a no ser que desee ser mantenido a pan y agua durante la luna de miel, y además, a la vuelta, ser señalado con el dedo por la familia política...como indeseable y sinvergúenza que es. Es el legislador el que debería ponerse al día en este departamento...que ya va con retraso....