jueves, 23 de agosto de 2012

Mr. and Mrs. Bean

Siempre se dice pero es que es cierto... la realidad del Celtiberia Show excede a cualquier ficción de la mente más alambicada. Cuando hace unos años veiamos las imagenes de Mr. Bean  - en la pelicula de su mismo nombre - intentando en la ciudad de Los Ángeles  restaurar chapuceramente el retrato - previamente desfigurado por él mismo -que el pintor impresionista americano James Whistler hizo de su madre; pocos podíamos imaginar que una tan bienintencionada como torpe restauradora aficionada llamada Doña Cecilia Gimenez iba a hacer lo propio en nuestra querida España, en este caso con un Ecce Homo del pintor Elías García y en la iglesia del pueblo aragonés de Borja. Cierto es -y lo digo en descargo de la desconcertada Doña Cecilia frente al retorcido  Mr. Bean- que aunque el resultado artístico final sea el mismo en los dos casos, el mal estado primigénio del fresco repintado por la inclita no era consecuencia de sus malas artes; mientras que Mr. Bean era en la película claro culpable de la degradación inicial de Mrs. Whistler. Aunque la Sra. Gimenez se queja de que no la han dejado terminar, yo le recomendaría que no porfiara y lo dejase estar; pero dicho esto...creo que es... para que todos le estemos muy agradecidos. Los españoles de infantería le tenemos que agradecer que por unas horas nos haya permitido reir o sonreir, convirtiendose en trending topic y dando lugar a todo tipo de comentarios y conversaciones alejados de la árida política y negra economía. Los gerifaltes de hogaño agradecerán que alguién lleve alegría al pueblo llano y levantisco, ya que ellos no pueden. La villa de Borja tendrá que nombrarla reina de las fiestas o hija predilecta en agradecimiento a conseguir en 24 horas lo que Teruel lleva años buscando con campañas millonarias, que es... que nos enteremos que existe. El mismo D. Elías García -aparente damnificado- debería estar encantado con la tropelia; pues pasa de ser un autor muy menor y totalmente desconocido - familiares y a amigos no cuentan a estos efectos - a ser reconocido por la prensa internacional -  proclive al sensacionalismo - como una importante figura de la pintura española del XIX. Mi recomendación al alcalde, al párroco y a los borjanos en general -todo considerado- es que dejen el fresco tal como lo ha retocado Doña Cecilía y se olviden de restauraciones profesionales; el pueblo saldrá ganando.