viernes, 24 de agosto de 2012

Testosterona

Tenemos la polémica servida con la sentencia del Tribunal Supremo que dicta que los colegios concertados no pueden  utilizar el sexo como criterio de selección. La iglesia del progresismo y los popes de la igualdad se sienten satisfechos con ello e incluso se escandalizan porque el minstro Wert diga que es un tema para discutir, o porque algún centro escolar privado se revele y afirme que los cerebros de hombre y mujer son diferentes lo que hace recomendable una formación diferenciada. Y es que aquí topamos con un tema no apto para el consumo. La sociedad bienpensante nos permite reconocer - muy a su pesar y solo ante tan palpable evidencia- que hay diferencias físicas entre un hombre entero y una mujer con pechos; pero... como a alguien se le ocurra mentar que también hay diferencias intelectuales...¡ la hemos liado !...la  patrulla de guardia de la corrección política - anclada en el trasnochado ideario progrefeminista de Simone de Beauvoir - suelta, en ese mismísimo instante, a sus rottweilers mediáticos para que se lancen contra el infractor... a degüello... y sin soltar; y ello es así aunque esté tan cientificamente probado como politicamente silenciado que las diferencias existen. Pero ya que no se puede hablar de ello, me centraré en las toleradas diferencias físicas, y en como estas son compensadas por el papá estado según afecten a hombre o mujer. Me explico. Es de todos sabido y por casi todos reconocido que el hombre produce más testosterona que la mujer, y en consecuencia tiene un natural más musculado y robusto; ello hace que esté más dotado que las féminas para cargar con maletas, mover sofás y cambiar ruedas. La ex-ministra Bibiana, la Dirección General de Igualdad y las mujeres en general, no ven pega en ello; reconocen esta utilidad al hombre, e incluso fomentan su especialización. El problema se presenta cuando se trata de ofrecer empleos públicos que podríamos llamar... físicos - polícias, bomberos, militares- en los que el hombre tiene - por lo antes dicho - una aparente ventaja frente a la mujer. Aquí sí, el estado, en su papel bienhechor,  compensa el evidente desequilibrio facilitando las pruebas físicas a las mujeres; lo cual a nosotros nos puede parecer razonable o no, pero al ladrón perseguido por la policía le parece fenomenal; así que vale. Por otro lado...y ahí es donde quiero llegar, también es por casi todos sabido, pero por muy pocos reconocido, que esa misma producción hormonal masculina hace que el macho sea de natural impetuoso y nervioso...es decir...un culo inquieto; lo que conlleva una clara inferioridad a la hora conseguir un empleo público cuando de sentarse en una silla y estudiarse un temario de los gordos se trate. Consecuencia de ello...el 85% de las oposiciones... intelectuales - judicatura, notaria, registros - son tomadas por las mujeres. Pregunto...¿No sería lógíco que se facilitasen las pruebas a los hombres en pos de la tal tan traida y llevada paridad del 50%? Piensenlo antes de decir que no vale.