miércoles, 22 de mayo de 2013

La cizaña

Se va Mourinho y....¡qué paz!...de solo pensarlo. No voy a entrar en la discusión de si ha sido buen o mal técnico; de si ha dado éxitos suficientes o no al Madrí; de si ha mostrado capacidad o incapacidad para embridar a un equipo de estrellas... Y no voy a entrar en ello porque, es por eso precisamente por lo que creo que tiene que dejar el equipo. El entrenador portugués me recuerda a aquel personaje del genial Goscinny que se las arreglaba para... lugar por donde pasaba, lugar y aledaños por donde dejaba al personal tirandose los trastos a la cabeza... y llamandose de todo menos bonito. Desde su llegada a España, hace ya tres años, esto ha sido tal que así; pero en los últimos meses la situación a degenerado del todo. Ha encabronado al vestuario hasta el insulto, ha soliviantado a los medios hasta los ojos morados, y lo que es más importante, ha enfrentado a los madridistas -en facciones pro y contra- hasta límites rayanos con la enemistad jurada sine die. Puede que Mou haya leido al Unamuno que nos decía en cínico apotegma que amigo o enemigo hay que evitar pasar entre la indiferencia de los demás; pero lo más probable es que simplemente se trate de su ego... ¡tan grande!... que no le entra en su menudo cuerpo y bien cortadas chaquetas; y en consecuencia le lleva a ser provocador...¡hasta el infinito! y...¡más allá!, y de paso...hasta el agotamiento. Aunque la prensa vaya, sin duda, a echar de menos sus titulares tanto como las féminas la omnipresencia televisada del considerado hombre más atractivo del país; el madridismo necesita la cura de reposo en Berghof que supondrá su marcha.