viernes, 26 de octubre de 2012

Houellebecq écrémé

El mapa y el territorio es la última novela publicada de Houellebecq; por ella, ha recibido el pasado año el premio Goncourt de literatura, equivalente francés a nuestro Cervantes. El libro, resulta un tanto... decepcionante...es un Houellebecq... si... pero no...; al menos para los que hemos disfrutado desde años ha con otras obras suyas mucho más... contundentes; tales que Las partículas elementales, Plataforma,  o La posibilidad de una isla. No es que el autor en su faceta crítica, cínica, pesimista, irreverente, politicamente incorrecta y pequeñoenciclopédica, no sea facilmente reconocible en la novela; porque lo es; pero...en versión light. Parece como si Houellebecq -que siempre ha tenido encendidos defensores e inflexibles detractores a nivel crítica y público- tratase de ganarse el favor de todo el personal, tanto del inmortal como del kiosquero; y más concretamente de aquellos refractarios a su literatura que le tildaban de polemista-oportunista. Si ese era su objetivo, lo ha conseguido -al menos en parte- ya que el libro ha recibido casi unánimes críticas positivas; ha servido de excusa al establishment literario francés para concederle el premio Goncourt; y ha supuesto un éxito de ventas sin precedentes. Pero ello ha tenido un coste...decepcionar a sus lectores habituales; que aunque  reconocemos al Houellebecq triste, original, curioso, autobiográfico, culto, erotómano, tecnológico, misógino, misántropo, y romántico (sí, sí...¡romántico!)...echamos en falta su versión  hard core: chocante, rompedora, irrespetuosa, posmoderna, distópica, nihilista...El libro da la impresión de ser un pot-pourri de diferentes ideas novelísticas, hilvanadas con ingenio en una única unidad argumental...cuyo resultado es...un librito de muchas hojas pero...couci-couça de chicha... bastante intrascendente... y muy inferior a su núcleo duro de novelas; aunque es verdad que entretenido y correctamente escrito.