miércoles, 30 de mayo de 2012

Monogamia (1)

Un reciente estudio de la Universidad de Tennesse http://healthland.time.com/2012/05/29/the-ancient-sexual-revolution-that-may-have-spurred-human-monogamy/ intenta explicarnos con lenguaje de andar por casa porque el hombre tiene una querencia genética hacia la monogamia; es decir, porque se parece más en este terreno a los pingüinos - muy fieles de por vida ellos - que a la abrumadora mayoría de los mamíferos - y en concreto a nuestros primos hermanos los simios - que gozan de la infidelidad sin rebozo. La teoría va de lo siguiente: Los primeros homínidos - hablamos de hace millones de años, mucho antes de Altamira - se dieron cuenta de que solo los machos alfa y beta (los más guapos y fuertes) gozaban de los placeres de la carne, y que la mayoría de ellos, los omega, como que poca cosa, se tenían que contentar con mirar. Así pues, los omega decidieron dar un golpe de timón a la situación...y pensaron; ¡vamos a llevar comida a las chicas que nos ningunean!... y...¡vamos también... a cuidar de sus churumbeles! - ¡aunque no sean nuestros! - para ver si así se fijan en nosotros y conseguimos comernos una rosca. Pues bien, según el profesor Gavrilets - director del estudio - el truco funcionó, y las hembras se dieron cuenta que de esta forma ganaban peso que era un primor, y que además sus retoños crecían con mejor color. Una cosa llevo a otra y los genes humanoides comenzaron a mutar para irnos haciendo más de pareja fija. Y así, poquito a poquito, hasta nuestros días.
El problema es que hay otras teorías contrarias, pero que las veremos mañana pues hoy no tengo tiempo.