miércoles, 25 de julio de 2012

La mentira del petróleo

Con la excusa de que no hay dinero en la hucha; de que hay que ser buen ecologista; y de que se acaba el petróleo; gobierno y comunidades autónomas se han puesto manos a la obra - con plena dedicación y total devoción -  a aplicarnos tasas ecológicas y céntimos sanitarios y de otros tipos. Es verdad que  no hay dinero en el cofre, ni en el banco, ni en el calcetín...eso es cierto; puede ser también verdad que la Tierra se esté recalentando y haya que ser responsable ecologista y enfriarla a base de impuestos...puede ser verdad; pero lo que no es en absoluto real...¡ de ningúna de las maneras !.. es que el petróleo se esté acabando. Esta es una gran mentira, que a casi todos interesa y que de tanto oirla y repetirla, ya nadie - excepto los enterados que guardan interesado silencio - pone en duda.  La verdad de la buena es que las reservas probadas de crudo nos aseguran combustible hasta el final de siglo que acaba de comenzar, y más que probablemente haya petróleo - especialmente en Siberia, Africa, Sudamérica, Alaska y todos los países terminados en án - para cientos...¡ cientos !.. de años; es decir, de sobra hasta que la fusión nuclear - previsiblemente lista en el próximo siglo - provea a nuestro tataranietos de energia infinita, limpia y barata. ¿Por qué entonces se sostine esta gran mentira?... pues parece que por que  interesa a todos. A  los paises productores, evidentemente, ya que gracias a esta afirmación y a la constitución de un cartel mantienen unos precios monopolisticos artificialmente altos. Las grandes petroleras son también beneficiarias aparentes, puesto que a mayor precio del crudo mayores margenes y mayor valor  de sus reservas. Para los ecologistas es una magnífica arma arrojadiza para hacer valer su defensa de las energias renovables y alternativas. Y a los gobiernos...pues a los gobiernos les resulta cómodo; para así aplicarnos, sin necesidad de anestesia ni de mayor explicación, unos impuestos - llamense verdes, ecológicos o céntimos sanitarios - que de otra forma el señor de la calle no aceptaría tan facilmente.