martes, 31 de julio de 2012

Vigilantes de la playa

Pues llega el momento de las vacaciones. Ya sea en la casa de Marbella  o en el apa de Torrevieja, con Sunseeker Predator 84 o con colchoneta 2m, con hembra imposible de 90-60-90 o con la suegra probable de 120-120-120; con euros para el restaurante y las copas o con lo justito para los bocadillos; sea como sea, una gran parte del personal laboral ibérico comienza en estas fechas sus vacaciones estivales. En un movimiento de masas que solo tiene parangón por todo el universo mundo en otro país llamado Italia; y en el que ricos, pobres, empresarios, asalariados, profesionales e incluso el Sr. Rajoy, echan el cierre temporal a sus empresas, oficinas, peluquerías, despachos, comercios, o actividades de lo que sea; para - durante unas efimeras fechas - disfrutar de un más o menos merecido reposo del guerrero que les ayude a recomponerse de lo que ha sido un año dificil, muy dificil o dificilísimo. Por unos días - las largas vacaciones de antañón son ya solo un recuerdo para quienes no sean funcionarios - la humanidad intentará olvidar los problemillas cotidianos y dejar las responsabilidades del mundo en manos de los vigilantes de la playa y de la Sra. Merkel, para así poder relajarse y entregarse - en menor o mayor medida dependiendo de las circunstancias y mecanismo de cada uno - al goce del sol, el mar, la gastronomía, el vino, el sexo y la lectura; con la esperanza de poder así retomar el curso que viene plenos de optimismo y energia.